La mezcla de la política y la religión

Traducido por Cas Kersten y revisado por Jair Barberan

Read in English: The intersection of politics and religion

Nota del editor: Las reporteras ejecutivas de The Daily Universe, Andrea Cabrera y Sydnee Gonzalez, entrevistaron a personas en Utah y Washington, D.C., para averiguar cómo la política y la religión se mezclan en los Estados Unidos.

WASHINGTON, D.C. — Durante su niñez, Sam Dearden, miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, escuchaba con frecuencia comentarios como, “No puedes ser liberal o demócrata y ser un buen mormón”.

A pesar de que compartía la misma religión con la mayoría de sus compañeros, cuando su familia se mudó de Boston a Utah a sus 11 años, Dearden—quien ahora trabaja para la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional—no encajaba en su nueva comunidad. Como adulto, se da cuenta de que las diferencias se derivaron en parte por una distinción en la forma en que él abordó la política, en comparación con muchos otros miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días 

“Creo que, para muchos miembros de la Iglesia, quienes suelen tener orígenes conservadores, es algo natural decir a menudo que estas dos identidades van muy bien de la mano”, dijo Dearden. “Creo que eso es bastante inapropiado, teniendo en cuenta que el ser ‘conservador’ y ‘republicano’ no son identidades remotamente importantes como la de ser cristiano”.

(Metraje por Andrea Cabrera y Sydnee Gonzalez. Edición por Andrea Cabrera.)

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p id=”block-d07071c9-9eb2-41a0-874c-1027a05a9481″>En el actual clima político, miembros de todas las religiones tienen que equilibrar sus creencias religiosas con sus puntos de vista políticos—y no es tarea fácil.

El mezclar la política y la religión puede ser beneficioso para algunos, como el senador Mitt Romney, quien dijo que la oración tuvo un papel importante en su decisión de votar a favor de impugnar al Presidente Donald Trump. Pero también puede tener consecuencias más negativas como mayor secularización y la demonización de aquellos cuya fe tenga puntos de vista opuestos, algo que el Presidente Dallin H. Oaks dijo que se ha extendido a las reuniones de la Iglesia.

El equilibrio entre la política y la religión no es algo nuevo en los Estados Unidos. La separación entre la iglesia y el estado está escrita en sus documentos fundacionales; sin embargo, las ramificaciones filosóficas de esa idea aún se debaten. ¿Dónde está la línea entre los dos? ¿Se encuentra entre un salón de clases y una invocación a lo divino? ¿O se encuentra en algún lugar cerca de las líneas declarativas de “Una nación bajo Dios”?

Los estadounidenses están divididos sobre el asunto. Una encuesta de Pew Research Center en 2019 encontró que, aunque el 63% de los adultos estadounidenses quieren que los grupos religiosos permanezcan fuera de la política, más de la mitad de los estadounidenses opinan que la religión es una fuerza positiva en la sociedad.

Una línea borrosa: Las ideologías políticas y los principios religiosos

Para el senador Mike Lee, la religión es una parte fundamental de sus ideologías políticas. “Mis creencias religiosas forman cada aspecto de mi vida. No hay nada en mi vida que no sea influenciado de una manera u otra por ellas”, declaró el Santo de los Últimos Días a The Daily Universe

Ryan Griffith, estudiante de UVU que presenta un podcast conservador llamado “Not at the dinner table” (No sobre la mesa del comedor), también utiliza la religión para dar forma a sus posturas políticas. “Siempre lo veo a través de la perspectiva de que las verdades eternas están en juego aquí”, manifestó el presentador. “Asi que cuando trato temas como el aborto, considero la verdad interna del albedrío, pero también tomo en cuenta la elección y la responsabilidad, y el valor eterno de la vida”.

Mo Elinzano, socio de la empresa de organización digital Biden para Presidente, trata de centrarse en la plataforma del partido que mejor representa sus valores religiosos y morales. “Estoy muy apasionada y orgullosa de ser mormona y demócrata”, sostuvo Elinzano. “Si realmente tratamos de emular al Salvador y ser como Él, no creo que el Partido Republicano, especialmente bajo el liderazgo de Trump o el conservadurismo, refleje eso”.

Mezclar los dos no siempre es sencillo. En octubre, Lee recibió críticas extensas por comparar al Presidente Donald Trump con el Capitán Moroni, héroe del Libro de Mormón, durante una concentración política en Arizona. Reconoció que no todos los miembros de su fe estaban de acuerdo con la comparación, pero añadió que no estaba impresionado con la manera en que las personas expresaron su desacuerdo.

“No debemos menospreciar a los demás cuando se basan en un argumento espiritual o escritural en defensa de lo que creen”, dijo Lee. “Decir: ‘No invoques las escrituras,’ ni compares a un ser humano mortal falible con alguien venerado por las escrituras, simplemente no es para mí… Tiene el efecto de esencialmente prohibir el pensamiento y la expresión religiosa de la plaza pública”.

Lauren Lethbridge, escritora de Utah quien tiene una tendencia conservadora, cree que tratar de mantener la religión y la política separadas puede ser agotador y que las personas deben dejar que su moral y sus creencias personales, que a menudo pueden basarse en la religión, guíen sus acciones y decisiones.

Ella recuerda que, desde una temprana edad, la política y la religión se mezclaban y dijo que sus padres a menudo buscaban la guía de los líderes de la Iglesia para determinar sus decisiones u opiniones políticas. Sin embargo, al crecer ella se ha alejado de esa conexión. “Si tengo una visión disidente de la mayoría de la Iglesia, no se refleja en mi posición personal dentro de mi religión ni en mi relación con Dios”, declaró la escritora.

Para Matteo Caulfield, estudiante de Georgetown, no eran sus familiares o amigos los que estaban fusionando las opiniones de los líderes religiosos con las opciones políticas; era su propia iglesia.

“La Iglesia Católica es una organización intrínsecamente política que a menudo da orientación a sus miembros sobre cómo involucrarse con la política pública”, estableció Caulfield. “Estas enseñanzas están tildadas como las enseñanzas católicas de la justicia social”.

Sin embargo, Caulfield señaló que la política de la que se habla desde el púlpito no significa que los católicos estén vinculados a un partido político o al otro. De hecho, el Pew Research Center ha encontrado que los votantes católicos se han dividido por igual entre los dos partidos principales.

Libertad religiosa para todos: La disección de la política de creencias

Bogdan Banu, exalumno de BYU, director de una ONG en Washington, D.C., originario de Rumania y miembro de la Iglesia Ortodoxa (Oriental) Rumana, dijo que la fuerte mezcla entre la política y la religión en la política estadounidense es inusual, especialmente en comparación con la política europea.

“Una persona es más elocuente al presentar su punto si tiene buenos argumentos sobre cuál se basa su punto de vista”, afirmó Banu. “Simplemente decir ‘Creo en algo’ puede funcionar en el contexto religioso, pero si uno quiere traducir eso a una política, debe tener ciertas evidencias para respaldar su punto de vista religioso”.

Arsalan Malik, un abogado no religioso en Washington, D.C., tuvo una formación religiosa que se dividió entre un padre ateo y una madre musulmana. Él está preocupado por lo que percibe como una fusión no auténtica de la política y la religión que viene por parte de los políticos. 

“Cuando los políticos mencionan la religión, al menos recientemente, no es con fines altruistas; es por su propio interés en expandir al electorado”, dijo Malik. “La otra cosa que me ha estado preocupando últimamente es que la política se está volviendo más divisiva, y la religión se está convirtiendo en una manera de armarse contra las minorías”.

Como ejemplo, señaló la prohibición musulmana de Trump. Enfatizó el hecho de que mientras los políticos pueden ayudar a proteger la libertad religiosa, hay una distinción fundamental entre mejorar las libertades para todas las religiones y complacer a solo una. 

Manifestantes mezclan la política y la religión con sus carteles en Lafayette Square, justo entre la Iglesia Episcopal de San Juan y la Casa Blanca, el martes 3 de noviembre del 2020.

El reverendo Patrick Conroy, quien sirve como capellán de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, hizo eco de los sentimientos de Malik. El clérigo dijo que hay una línea entre si el gobierno protege las prerrogativas religiosas y si protege la libertad religiosa.

“No debemos pedir al gobierno que haga cumplir nuestras posiciones”, estableció el reverendo. “Estamos haciendo un trabajo religiosamente importante y valioso cuando tratamos de trabajar dentro de nuestro sistema en lugar de exigir que nuestro sistema aplique nuestras posiciones que vemos como si fueran en blanco y negro y moralmente veraces, porque esas no se comparten en todos los ámbitos”.

El punto intermedio: Encontrar un equilibrio entre la política y la religión

Conroy cree que la religión tiene una importante presencia en el ambiente político. Ha descubierto que muchos miembros del Congreso valoran tener a alguien entre ellos que pueda recordarles de la gravedad de sus posiciones y el impacto que tienen en los estadounidenses. “Me han dicho que realmente les importa que yo esté presente.”

El ministerio de Conroy sirve como modelo de cómo la religión en la esfera política puede ser unificadora en lugar de divisiva. Aunque es sacerdote jesuita, Conroy se esfuerza por hacer que su ministerio sea inclusivo tanto para individuos de todas las religiones como aquellos que no son religiosos.

“Quiero que esta oficina sea el único lugar donde todos puedan decir amén”, afirmó el eclesiástico. “La única vez, tal vez todo el día o todo el año, que pueden ponerse de acuerdo debería pasar en la Oficina del Capellán”.

Su consejo a las personas que tratan de equilibrar la política y la religión es sopesar el propósito práctico del gobierno en contraposición a la certeza religiosa de una iglesia.

Para algunos, equilibrar la religión y la política es más fácil decirlo que hacerlo. Para Alicia Moulton, Santo de los Últimos Días, el camino hacia el compromiso político no ha sido fácil. “He tenido una relación de amor-odio con la política. Siento que es importante ser un buen ciudadano, pero a menudo he estado decepcionada por la forma en que la gente habla de temas políticos”, declaró Moulton. “Me ha costado mucho”.

Algo que la ha ayudado a poder participar con la política ha sido su fe. “Nuestra creencia que las personas son hijos de Dios y que todos son dignos de respeto puede ser una estrella guía para nosotros—no para dictar nuestras opiniones, sino en ayudarnos a hacerlo de una manera que sea semejante a Cristo”.

La periodista Dianna Douglas, quien actualmente produce un podcast que se llama Zion’s Suffragists (Sufragistas de Sion) que trata la participación política de las mujeres SUD, dijo que los Santos de los Últimos Días tienen un largo legado de participación política.

“Mi fe es la razón por la que estoy involucrada en la política hoy en día”, aseguró la periodista. “Como Santos de los Últimos Días, nuestro deber es tratar de cambiar el país para mejor, tratar de cambiar la sociedad para mejor, trabajar en nuestras comunidades, salvar nuestras comunidades, mejorar nuestras comunidades”.

Un paso clave hacia un sistema político saludable es la diversidad de opiniones y pensamientos. Después de vivir tanto en Utah como en Washington, D.C., Douglas ha visto de primera mano las desventajas de las comunidades de fe que se identifican excesivamente con un solo partido político.

“Tanto la Iglesia como el estado de Utah estarían mucho mejor si hubiera un poco más de equilibrio y diversidad en la política. De la misma manera, también creo que la política de Washington, D.C. sería mejor con un poco más de espacio para más opiniones y más perspectivas”, dijo la productora.

Jeffrey Stark es analista de sistemas de información geográfica para el Servicio Postal de los Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés). Actualmente con sede en Washington, D.C., también ha experimentado el mormonismo en las costas este y oeste. “Aquí no existe tanto la actitud que ‘el Partido Demócrata es la grande y abominable iglesia,’ como lo que experimentarás en el oeste de los Estados Unidos”, mencionó el analista. 

No se ha visto atraído por la política liberal durante su tiempo en Washington, D.C. Al contrario, se ha mantenido como moderado, una identidad a la que ha llegado en parte debido a su fe. Sin embargo, se ha sentido frustrado al ver que unos miembros de la Iglesia menosprecian a otros miembros con puntos de vista religiosos opuestos. 

“Tal como lo veo, no todos los elementos de la plataforma republicana o de la plataforma demócrata están totalmente en línea con las enseñanzas del Evangelio”, manifestó Stark. “Cuando se trata de varias políticas, no existe la contienda del camino del Señor o el camino del mundo”.

Jacob Rugh, profesor de sociología de BYU, dijo que poco a poco, la idea de que los Santos de los Últimos Días pertenecen a un solo partido político específico está empezando a desaparecer—especialmente en el condado de Salt Lake.

“Las creencias religiosas tienen un lugar en el punto de vista del público sobre la esfera política”, sostuvo Rugh. Agregó que incluso los miembros de la misma fe pueden terminar respaldando diferentes soluciones. “La religión abarca los valores y los principios; la política tiene que ver con el proceso del compromiso y consenso, la construcción de coaliciones, la aprobación de las leyes y la realización de algo”.

Ben Mack, miembro de los Santos de los Últimos Días quien tiene experiencia en Capitolio y tiene una campaña en el Congreso de los Estados Unidos bajo el brazo, cree que los estadounidenses—y especialmente los Santos de los Últimos Días—tienen la oportunidad para crear puentes en el ambiente político actual. 

“(La religión) me ayuda a mí a ver otras personas a mi alrededor de cierta manera. Sin importar qué tan apasionado que me sienta por una cierta postura política, los veo como mis hermanos y hermanas y los veo como hijos de Dios”, dijo Mack. “La camaradería y la hermandad, la uniformidad que tenemos es mucho mayor”.

Para Jared Burton, escritor independiente SUD, la camaradería de la Iglesia lo ha sostenido durante una crisis de identidad política. Aunque se crió en una familia republicana conservadora en Colorado, sintió que la política había cambiado después de regresar de servir una misión SUD en Brasil.

“Ha sido genial experimentar esto, ya que tengo este cambio de identidad política que me está pasando, tengo un sentido de pertenencia en la Iglesia. No tengo que preocuparme por pertenecer a un partido (político) específico”, declaró Burton. 

Con informes adicionales por Andrea Cabrera